En este poema visual y performativo, Carolina busca reescribir su memoria de un paisaje que fue su hogar hasta el día en que se convirtió en el escenario de una pérdida traumática.
Han pasado 2093 días desde que estuve aquí.
En mi último recuerdo todo en este lugar me producía malestar: el mar, el sonido de las olas mezclado con llanto, el sol de febrero, la arena bajo mis pies, el silencio incómodo, las miradas de los desconocidos, las nubes pasando, las hojas de almendro sonando por el viento, mi piel quemándose y tus manos, tus pies y tu cuerpo reposado inmovil sobre la arena.
En mi mente Todo allí era dolor. Todo allí era oscuridad. Todo allí era silencio. Hace 2093 días lo vi por última vez. Después de ser casa, barrio, hogar… En solo minutos millones de recuerdos me abandonaron aquel día.
Hace 2093 días.
Hoy lo veo y no siento nada Ni malestar, ni cariño, ni deseo Un sentimiento de indiferencia me invade. Ya no es casa, ni recuerdo, ni malestar. Su sonido ya no me aterra, pero su fuerza aún me intimida. El almendro ya no suena. Ahora es silencio. El sol ya no quema Y la arena ya no lastima.
¿Será que te olvidé?
Quizá no todo en la naturaleza sea alegría
2093 días hicieron falta para darme cuenta que ya no estás ahí.