II
Nací de nuevo para reconectar con el espíritu y con mis antepasados, compartamos un lazo sanguíneo o no.
Blanco —Correr—entre una lluvia de piedras y balas, pensar que es el cielo porque el entorno se vuelve blanco, pero parece un infierno porque el aire es tóxico y pesado. Abrazarnos, correr, llorar, ver cómo cuerpos caen en el suelo mientras otros los levantan. Escuchar ambulancias, gritos, ver cebollas llover para combatir los gases lacrimógenos. Esos gases que sofocaron hasta la muerte a tus amigues, a tus seres queridos. Esos gases que te dejaron inconsciente donde sentiste que el color blanco era lo último que ibas a ver.
Estrellas de Dinamita Ver cómo el cielo se tiñe de rojo y naranja, cómo el suelo se sacude como un terremoto, como un volcán a punto de explotar, ver el vidrio temblar sin poder controlarse, así como nuestros cuerpos en la madrugada escuchando estallidos que rompen barreras del sonido, que nos dejan ensordecidos, mientras nos abrazamos, sujetando nuestras manos, escuchando esos truenos imaginarios dentro de las entrañas. Nos agachamos, nos despedimos. Esa cicatriz que se reactiva y te une con esos más de dos millones de seres de luz atrapados. Sólo queda materia en escombros.
La Despedida Ver como se llevan a tu hermana, a tu hermano, a tu madre, a tu padre, a tu esposo, a tu esposa, a tu abuelo, a tu abuela. a tu tía, a tu tío, a tu primo, a tu prima, a tu amigo, a tu amiga. Verlos por última vez en brazos de los soldados, gritando a las dos de la mañana sin saber a dónde van, la última imagen, siendo secuestrados por el ejército.
El Retorno Refugiados y refugiadas de sus propias tierras esperando retornar. Heredando una historia injusta, con la fuerza como el gen más poderoso. Nos cortaron nuestros árboles y nos trataron de enterrar, pero no sabían que éramos semillas que volverían a brotar. Porque esas raíces son más fuertes que cualquier militar.